Creación de un museo paisajístico para poner en valor el patrimonio marítimo-cultural pesquero de la bocana del puerto de Mahón

Este proyecto consiste en recuperar el pasado histórico-cultural del municipio de Es Castell con la recuperación de un muro de piedra seca y crear un paseo histórico-cultural con seis puntos de visualización y paneles explicativos de las diferentes dominaciones de la Isla desde 1708 hasta 1802.

Los paneles informativos serán instalados en los miradores situados en el tramo comprendido entre las bocacalles “Pouet” y “Lepanto”, frente a la antigua cantera donde el muro de piedra seca es casi inexistente, donde se dispone de las mejores vistas de la bocana al Puerto de Maó y a varias fortificaciones defensivas históricas, con el objetivo de dar a conocer el pasado histórico de la zona, con el Castell de San Felipe, el propio Arrabal, la Fortaleza de Isabel II, la Torre de defensa de Sant Felipet, en la Isla del Lazareto, y cualquier otro elemento histórico que se pueda divisar desde cada emplazamiento.

También se quiere recalcar en todo momento la historia de las personas que allí vivían.

El Arrabal del Castillo de San Felipe es una consecuencia directa de la edificación del propio Castillo, ya que fue necesario defender la entrada del Puerto de Mahón y participó buena parte de la población trabajadora de la isla: picapedreros, carpinteros y obreros de todas las categorías.

Para avanzar la construcción los obreros permanecían toda la semana trabajando. Para pasar noche fabricaron barracas, y con el tiempo estas es convertirían en casas y las casas en población.

Este núcleo servía como alojamiento de las familias de los soldados castellanos que guarnecían la fortaleza.

Con el tiempo llega a ser tanta la población que en 1685 ya habitaban 3000 personas y fue designado por el comandante militar y por su gobierno un cargo nombrado «Mustesaf», que atendía a disputas vecinales, limpieza de calles y orden interior.

El siglo XVIII, con las sucesivas dominaciones, a la población inicial se le añadieron otros habitantes recién llegados. Así en Arrabal convivían leñadores, albañiles, carpinteros, campesinos, pescadores, marineros, toneleros, tenderos, etc.

Como núcleo que se encontraba a las puertas de la fortaleza, era independiente del resto de la isla.

Los habitantes del arrabal solo daban cuenta de sus actos al Mustesaf y este al Comandante del Castillo, lo que producía continuas tensiones con las autoridades más próximas que se veían impotentes ante las fechorías de algunos de los habitantes.

Para el suministro, tanto de la población como del Castillo, en los alrededores del arrabal había pequeños embarcaderos o caletas donde los pescadores y marineros suministraban las necesidades diarias de los habitantes del arrabal y de la fortaleza.

En el litoral portuario del arrabal se situaban cadenas desde San Felipe hasta la actual isla del Lazareto para cerrar el puerto en caso de invasión.