Morada Atlántica + Espazo Atlántico

Participan como colaboradores los Galp andaluces atlánticos: Comarca Noroeste de Cádiz, Litoral Cádiz Estrecho, CostaLuz (Huelva), el Galp de Gran Canaria y los Grupos de Ação Costeira de Portugal:  ADREPES Costeiro; ADE MAR, PESCA SOTAVENTO y Grupo de Ação Pesca Oeste, Litoral Norte 

El proyecto, que apuesta por dar nuevos pasos en el trabajo realizado en el Proyecto de Cooperación Morada Atlántica, pretende el desarrollo de una iniciativa turística conjunta para el total de la costa atlántica del espacio europeo. Todas las actividades previstas tienen, por lo tanto, un marco de aplicación europeo que exigen de un enfoque y de una estrategia conjunta acordada por los distintos GALP, basada en el mismo hilo conductor: “La gastronomía y la cultura marinera”.

• Puesta en valor y promoción de la gastronomía atlántica:

 A pesar de la enorme calidad de la materia prima extraída del mar en las zonas atlánticas europeas, la dieta y cocina atlántica no es aún tan reconocida y valorada como la mediterránea. Por otro lado, la mayoría de establecimientos de hostelería de las costas atlánticas realizan una escasa elaboración del producto, donde apenas se utilizan especies de bajo valor comercial o pescados o mariscos con escaso reconocimiento por parte del consumidor. Esto ralentiza los procesos de innovación, frena la competitividad, y perjudica la sostenibilidad de determinadas especies de pescados y mariscos. 

Por eso, las tareas desarrolladas en el marco de esta actividad serán ejecutadas y estructuradas de manera que aborde tres aspectos vitales dentro del ámbito de la gastronomía tradicional y los productos de cercanías:

1. Los consumidores finales. Resulta ya completamente perceptible los cambios en los gustos y preferencias de los clientes / consumidores finales, en muchos casos turistas o visitantes, derivados del cada vez más universalizado acceso a todo tipo de información, no siendo la gastronomía una excepción. Este tipo de consumidor ya no solo muestra interés en degustar platos tradicionales de la zona que visitan, sino que manifiesta un gran interés en los aspectos que lo rodean: su historia, tradición y, especialmente, los productos autóctonos empleados en su elaboración. Así, hoy en día un plato tradicional ya no es únicamente “ vendible” por su propio nombre, sino que es preciso acercar un extra de información y “garantías” de calidad y autenticidad, elementos todos ellos decisivos en su adquisición final por el cliente.
2. Los productores locales. Los cambios en las preferencias de los consumidores tienen su efecto en toda la cadena de provisión en el ámbito de la restauración y constituyen una gran oportunidad para los productores locales. De esta manera, la comercialización de platos elaborados con productos de cercanías o “km 0” es una oportunidad para asegurar la viabilidad de los pequeños negocios relacionados con el sector primario o de elaboración de productos autóctonos, o mismo un impulso para un incremento sensible de los ingresos. Atendiendo a los aspectos puramente financieros tanto desde el punto de vista del productor como del restaurador, los productos de temporada permiten un ahorro en los costes de producción, y con la comercialización de estos productos locales se produce un considerable ahorro en gastos de transporte (combustible principalmente) así como de envasado y almacenaje.
3. La mejora del medio ambiente y la mitigación de los efectos del cambio climático. Al hilo del argumento previo vinculado al ahorro de los costes de transporte, podemos considerar este factor como determinante también en la lucha contra lo cambio climático y la mejora del medio ambiente, dado que la priorización de los productos de cercanías del sector primario (pesca, agricultura y ganadería) contribuye decididamente a reducir la huella de carbono. Asimismo, la necesidad de empleo de envases crece exponencialmente en supuestos de desplazamientos muy largos, incrementándose en consecuencia el material   desechable y los residuos derivados de los mismos.

• Puesta en valor de la cultura marinera.  Es mayoritariamente aceptado el hecho de que el futuro de los espacios con contenido museístico, principalmente en el que incumbe a los pequeños y medianos, está ligado al concepto de su interconexión en red. De hecho, el propio concepto de museo y el modelo de su puesta en marcha en términos culturales y económicos está en crisis desde tiempos inmemoriales, destacándose cómo agravante en este contexto de crisis a gran proliferación de los mismos: más de la mitad de los espacios con contenido museístico existentes se crearon en el último medio siglo. Es por eso que, a la hora de decidir que hacer para asegurar la supervivencia del concepto de espacios con contenido museístico en sí mismo y del entramado de museos actualmente existente se deba acudir ineludiblemente a la estructuración de un conjunto con contenido museístico de espacios de contenido museístico, o una red de los mismos, implicando todo eso una redefinición de actividades y objetivos, y una reestructuración de su gestión en aras de una mayor eficacia. Cabe escoger, por eso, entre la articulación de una estructura de espacios de contenido museístico sistémica – es decir, un conjunto de espacios de contenido museísticojerarquizado piramidalmente – o una auténtica red con una disposición horizontal en la que los diferentes elementos de la misma se sitúan en términos de autonomía, igualdad y corresponsabilidad, con un reparto equitativo de los potenciales beneficios derivados de esta estructura en red. 

Una vez constituida la Red en el marco del proyecto de cooperación Morada Atlántica y necesario articular un conjunto de medidas que ayuden a incorporar nuevos espacios con contenido museístico y dinamizar esta Red con un conjunto de acciones que ayuden a generar buenas prácticas que ayuden a garantizar su supervivencia futura.